Todo comenzó cuando Etelvina Rajadura , defensora central, decidía hacer justicia deportiva por mano propia luego de haber recibido un tremendo caño de parte de la jugadora Pamela Chuchu.
El caño de Pamela Chuchu provocó que Etelvina, que estaba jugando indispuesta, se dirigiera a la humanidad de la habilidosa con los tampones de punta, momento en el que se desencadenó una batalla campal que casi terminó en tragedia.
El caño de Pamela Chuchu provocó que Etelvina, que estaba jugando indispuesta, se dirigiera a la humanidad de la habilidosa con los tampones de punta, momento en el que se desencadenó una batalla campal que casi terminó en tragedia.
El árbitro, al ver la reacción, sacó una toallita con alas que guardaba en su indumentaria, mostrandosela a la infractora, al grito de "no podes ser más pelotuda, al fútbol se juega con toallitas", para posteriormente mostrarle la tarjeta roja.