“Soy descendiente de ucranianos debe ser ese mi don”, dijo el hombre.
La noticia se la dió su esposa.
“En este
momento yo no se qué hacer; no sé si escaparme del país, volver a mi
campo o ir a hablar con un juez”, explica. ¿Qué es lo que le pasa al
caballero? Según él, su suegra no para de acosarlo sexualmente y quiere bajarle la caña todos los días.
Se llama Jaime Barreiro Cabañas, tiene 39 años, nació en Paraguay pero sus padres son
ucranianos, es propietario de un campo donde cría serpientes, a su mujer y su suegra.
El se casó hace 2 años con una jovencita llamada Cheni, que hoy
apenas tiene 17 años que aún está en el secundario.
“Nos conocimos cuando ella fue de paseo a Obligado con su madre,
y nos presentaron. Cuando eso ella tenía apenas 15 años, pero respondió
a mi interés mientras me enroscaba por los huevos a una cobra. Creo que eso la enamoró”, dice.
La mamá de Cheni es viuda, se llama Celina y tiene 40 años aunque pareciera tener 70.
“Yo le pregunté a la mamá si podía irme a Asunción a visitarle a su
hija, y ella aceptó. Yo comencé a venir los fines de semana. Estaba muy
enamorado, le traía siempre un ramo de serpientes de todos los colores porque además me quería casar con Cheni.”, explica.
Un año duraron las visitas del encantador de serpientes hasta que llegó la noticia que nunca esperó “A mi vieja le gusta eso que haces siempre con los bichos, me dijo que quiere domarte la tararira", le expresó la joven con mucha inocencia.
Jaime se enteró recién ahí que su suegra sentía cosas por él pero no quiso aprovecharse del enamoramiento de la señora y optó por dejar de pasarse boas por la punta de la verga para aplacar los deseos de su nueva conquista.
