No sería una enfermedad, ni tampoco se observa la posibilidad de declarar una pandemia mundial. Pero se pide a la población tener un poco de cuidado respecto a la sintomatología de estos jóvenes autodefinidos WACHITURROS. Se trataría de una conducta anómala producida por el abandono del chupín y el flequillo, en ciertos linfocitos de la sangre (glóbulos blancos, encargados de asuntos de inmunidad y seguridad en los estadios), que estimularían el comportamiento contingente en jóvenes de corta y mediana edad, sobre todo del sexo masculino. “Los vuelve un poco balines, bah!”. Sostiene Raúl Alfonsin, un destacado catedrático de la Universidad de Michigan y pionero en la investigación de estas boludeces.
Aunque se analizó la posibilidad de que se tratara de una disfunción hereditaria en los casos de padres que crecieron viendo La Ola Está de Fiesta y El Show De Xuxa, y en la adultez optaron por la cumbia y el vino en contenedor tetrabrik, ya que en estos casos la aparición del LINFOCITO CARIÑOSO se presenta en un 80 % de los casos, se descartó esa posibilidad.
La conducta sensible y delicada no sería el único problema que trae aparejado el LINFOCITO CARIÑOSO. O como se dio en llamar al desorden fisiológico, “La gripe del cumbiero blandito”. Aparecerían conductas de falta de identidad y los jóvenes presentarían cambios en su personalidad.
ETAPAS DE MADURACION DEL LINFOCITO EN LOS WACHITURROS.
Los estudiosos coincidieron: Mientras más LINFOCITOS, más CARIÑOSOS.