Hubo francotiradores apostados en en el techo. Un grupo de amigos de los organizadores se negó a reprimir y se enfrentó con ellos.
Hubo una brutal represión que dejó por lo menos a 30 mujeres llorando desconsoladamente, a muchas de las cuales les fueron arrebatadas toallitas higienicas y tampones.
Los dueños de la casa, por su parte, denunciaron que un grupo de "conchudas" –a las que no identificaron– atacaron una ronda de hombres que se encontraba hablando de putas y fútbol en el living de la casa.
Esto ocurre en medio de versiones, difundidas por una cheta que tenía el Black Berry encima y twitteó "Ay sory pero esta fiesta no es too much", mientras aseguraba que se registraron duros enfrentamientos entre los dueños de la casa y un par de amigos de la infancia de estos que se negaron a arrebatar los productos de higiene femenina.
Las protestas de las mujeres, antes de encerrarse en el baño, se realizaron en lugares estrátegicos de la casa como el comedor, el garage, la sala de juegos, la piscina y un dormitorio.
Desde temprano la gente se congregó en el jardín para disfrutar de lo que sería una gran fiesta, rebautizada como “Sábado de coagulos” por todos los asistentes. Pero el evento se vio desbordada por el movimiento popular en reclamo de cambios en la política de tampones y toallitas puestas, que se viene desarrollando desde hace casi dos fiestas anteriores.
A las 3 de la mañana, cuando la asistencia femenina comenzaba a bailar cumbia de la buena, se iban armando las protestas. Los servicios de seguridad, con altavoces colocados en algunos árboles que decoraban el jardín, exhortaban a las "conchudas" a desistir “si no quieren ser detenidas y castigadas”. También instaban a los hombres que ya estaban ebrios a volver a sus casas y a los vecinos a no salir a ver que onda.
Pese a los bloqueos en la puerta, las mujeres marcharon para concentrarse en las veredas principales del lugar. Allí comenzó la cacería y el esquema represivo se repitió casi de la misma manera en todos los rincones de la casa. Primero, las fuerzas de seguridad lanzaron peluches y sopa fría, y luego repelieron con un par de escobas .
Los francotiradores, en tanto, elegían sus blancos y disparaban sobre todo a lo que ellos calificaron como "los bagallitos de la fiesta".
