3BM – En respuesta
al paro que en esta jornada cumplen los docentes del territorio bonaerense en
repudio al violento ataque a un director en la víspera, una docente
sadomasoquista de Adolfo Gonzalez Chávez está organizando una medida de fuerza
para protestar contra la actitud de sus colegas. En entrevista exclusiva con
3BM, la docente en medias de red y botas de cuero negro dio detalles de de esta
iniciativa.
“Es completamente injusto.”, proclama indignada la docente Mariquita Mazzoca, al tiempo que se
sacaba de la boca el látigo que estaba mordiendo en señal de protesta. “En una sociedad igualitaria, se respetan
los derechos de todas las minorías. Ahora yo me pregunto, qué culpa tenemos
nosotras las docentes sadomasoquistas si a un director no le gusta que le
peguen. Y yo me respondo: Ninguna. Nosotros
respetamos el derecho del director a que no le guste que le peguen, pero de ahí
a que todo el gremio sea obligado a interrumpir una jornada de trabajo un día
jueves, es una barbaridad. Más cuando todo el mundo sabe que los jueves son los
días que estadísticamente se reciben más amenazas con arma blanca en las
escuelas públicas de la provincia.”, declaró la discípula de Sarmiento
mientras se ajustaba el corset.
Según los
dichos de Mazzoca, la protesta da cuenta también de las complicaciones que el
sector docente masoquista ha tenido que enfrentar en esta jornada: “Muchas de nuestras compañeras han tratado
de superar la abstinencia de violencia en esta jornada, intentando tirarse
tizas a ellas mismas, escupiéndose en el asiento unas a otras, o incluso
mandandose SMS con falsas amenazas, pero no es lo mismo.”
La docente
espera que esta medida de fuerza sirva para concienciar a la población sobre
las necesidades especificas de su sector, aunque tiene pocas esperanzas acerca
de la repercusión del paro convocado para mañana. “Con el gobierno actual y su politica de tolerancia a las manifestaciones,
no creo que nos tiren ni una bomba de estruendo. Ni hablar que vengan policias y
nos peguen con bastones, nos sometan, nos aten las manos a la espalda con
precintos plásticos y nos lleven a una celda de barrotes oxidados…”
manifiestó la docente con un hilillo de baba y excitada respiración, para
finalizar diciendo que “con los
militares, esto no pasaba.”
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